Nuestra andadura comienza en 1982, cuando el “abuelo” Luis adquirió la bodega/ cueva en una de las visitas a Corbillos a unos familiares de la “abuela” Irene. La idea inicial de su uso no era otra que para lo que utilizaban ese tipo de bodegas los vecinos de la zona: un lugar para acudir en familia y con amigos a merendar.

Sin embargo, al abuelo después de ver en cada visita como muchos de los vecinos elaboraban sus propios vinos que luego bebían en esas míticas meriendas, le picó el gusanillo y él “no iba a ser menos”.

Fue entonces en el 1993 cuando decidió tirarse a la piscina y plantar casi una hectárea de viñedo a pie de su bodega. Teniendo en cuenta que los abuelos vivían en la montaña y su hijo, el bodeguero actual, César vivía en León, pues los resultados tanto de las vendimias como de los vinos eran regulares. Un año la uva estaba podrida, otro año el vino estaba dulce…

Con el cambio de milenio, tanto el abuelo Luis como César decidieron que no podían seguir así y que por muchos consejos que les diesen los vecinos, sin conocimientos técnicos y específicos sobre elaboración nunca lograrían hacer un buen vino. Fue en el año 2002 cuando el abuelo le cedió a su hijo César definitivamente el testigo de la gestión de la bodega, después de que este cursara un grado de viticultura y enología en Camponaraya (El Bierzo).

En primer lugar, decir que nuestras instalaciones son humildes y tratamos de mantener esa esencia. Se componen por una zona de elaboración y de embotellado, una cueva/ bodega subterránea tradicional para la crianza del vino y una sala de catas. Además, como ya hemos comentado disponemos de 1,5 hectáreas de viñedo a pie de bodega.

Dentro del proceso de elaboración, para nosotros la fase más importante comienza en el campo, en el viñedo, en nuestras plantas. Gran parte de los trabajos que realizamos en la Bodega 100 Cepas están destinados en que las vides y su entorno sea el idóneo, frutos que recogeremos en buenas vendimias.

Como no podía ser de otra manera, nuestra vendimia es manual y familiar: el día más importante del año para nosotros. Ese día vemos entre familia y amigos los resultados del duro trabajo de meses en el campo. Es una jornada multitudinaria, donde juntamos más de 40 personas para vendimiar y despalillar nuestra uva un mismo día. Y, si no hay ningún contratiempo, a la hora de comer el trabajo ya está hecho.

A partir de aquí, el proceso de elaboración de nuestros vinos es el habitual: fermentación alcohólica, fermentación maloláctica y crianza en barrica en nuestra bodega subterránea.

Cuando nuestro bodeguero César decide que nuestros vinos ya están “hechos”, se suben de las barricas a tanque para llevar a cabo un proceso de embotellado y etiquetado muy supervisado. Creemos que cada botella de vino que salga de la Bodega 100 Cepas merece un especial cuidado, y así lo hacemos al no disponer de grandes maquinarias en cadena de embotellado y etiquetado. Por eso, de una a una, cada botella se corcha, se encapsula o lacra y se etiqueta.